domingo, 2 de junho de 2013

A Ira na Turquia pode transformar em protesto nacional



Ira popular en Estambul podría convertirse en protesta nacional

 
 El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, considerado uno de los políticos más populares del país, enfrenta hoy "pequeños retos" con el gradual aumento de protestas, con trasfondo político, contra la demolición de un parque de Estambul.

De hecho, el flujo en redes sociales como facebook y twitter, donde se emitieron 61 mil tuits sobre las manifestaciones contra el cierre del parque Gezi y la represión policial, parecen cambiar las cosas para el estadista, afirma la prensa turca.

Erdogan llegó a declarar al calor de las demostraciones que se iniciaron ayer en Estambul y se expandieron a esta capital y varias ciudades turcas, que la decisión del Gobierno de eliminar el único pulmón verde de esa ciudad no tenía ninguna marcha atrás.

Las reprimendas de las fuerzas antimotines contra la protesta de miles de ciudadanos en la Plaza de Taksim, cercana al citado parque, con uso de gases lacrimógenos lanzados, incluso, desde helicópteros, como afirma la cadena británica BBC, para nada favorecen al Gobierno.

Así, el empleo de cañones de agua, policía montada y gases lacrimógenos, con saldo de decenas de heridos, llevó a Erdogan a reconocer que hubo excesos, dados por "errores de procedimiento" en la actuación de las fuerzas antimotines.

El diario turco Hyrriyet Daily News indicó que miles de personas se concentraron en la calle Istikal de Estambul para protagonizar una suerte de Ocuppy turco y demandar la renuncia del jefe de Gobierno, algo que parece cambiar la tonalidad de las protestas.

Para el propio primer ministro turco, las demandas adquieren un marcado carácter ideológico y van más allá de una simple demostración pacífica contra la demolición del mencionado parque.

La prensa local comenta que uno de los motivos de la intensidad de las protestas y su posible cambio en el tema de las demandas esta dado por la insistencia del Primer Ministro en proseguir con un proyecto que lo censuró el propio consejo municipal de Estambul.

Al conocer sobre una decisión de una corte municipal para paralizar las obras de reforma del parque, el jefe de Gobierno puso en dudas los argumentos de ese órgano, al considerar que ello podría "crear más conflicto".

El presidente turco, Abdullah Gull, se vio obligado a recomendar a Erdogan y al titular del Interior, Muammar Guler, y al gobernador de la región de Estambul, Husein Ayni Mutlu, una mayor moderación en el tratamiento de esa crisis y a escuchar más opiniones diferentes.

Algunos urbanistas turcos consideran que la eliminación del parque Gezi y la construcción allí de un centro comercial al estilo de antiguas barracas otomanas en esa zona son una violación de lo aprobado en febrero del pasado año.

Los especialistas recuerdan que en ese entonces, solo se autorizó la construcción de un túnel subterráneo en el parque, pero sin mencionar nada sobre su eliminación.

El incidente ocurre en medio de los esfuerzos del primer ministro musulmán moderado de iniciar negociaciones para finalizar el conflicto interno con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que desde 1984 lucha por la soberanía de unos 15 millones de kurdos.

Los sucesos en la Plaza de Taksim para nada ayudan a la consolidación nacional que busca Erdogan, en el poder desde 2003, y se convierte en base para otras acciones en su contra de la oposición, comenta la televisión capitalina.

El Hurriyet Daily News afirma que el principal dirigente de la oposición, Kemel Kilidaroglu, se reunió con los manifestantes y le prometió apoyo diario para sus acciones.

A ello se une que varios diputados del opositor Partido Republicano del Pueblo estuvieron entre las decenas de heridos en los choques de los dos últimos días en Estambul.

La plaza Taksim fue escenario en 1977 de una fuerte represión policial, con saldo de decenas de manifestantes muertos, mientras que en 2007, unas 600 personas fueron detenidas allí en demostraciones para exigir la salida del poder de Erdogan.

El jefe de Gobierno turco deberá buscar fórmulas para aplacar la ira popular en Estambul, con posibilidades de convertirse en una protesta nacional y poner en riesgo su popularidad y la estabilidad de este país euroasiático. (PL).

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Manoel Messias Pereira

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